Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 6, 54-63

54 Víctimas, pues, del hambre, dejaron unos pocos hombres en el
Lugar Santo y los demás se dispersaron cada uno a su casa.

55 Se enteró Lisias de que Filipo, aquel a quien el rey Antíoco había
confiado antes de morir la educación de su hijo Antíoco para el trono,

56 había vuelto de Persia y Media y con él las tropas
que
acompañaron al rey, y que trataba de hacerse con la dirección del gobierno.

57 Entonces se apresuró a señalar la conveniencia de volverse,
diciendo al rey, a los capitanes del ejército y a la tropa: «De
día en día
venimos a menos; las provisiones faltan; la plaza que asediamos está bien
fortificada y los negocios del reino nos urgen.

58 Demos, pues, la mano a estos hombres, hagamos la paz con ellos y
con toda su nación

59 y permitámosles vivir según sus costumbres tradicionales, pues
irritados por habérselas abolido nosotros, se han portado de esta manera.»

60 El rey y los capitanes aprobaron la idea y el rey envió a proponer
la paz a los sitiados. Estos la aceptaron

61 y el rey y los capitanes se la juraron. Con esta garantía salieron de
la fortaleza

62 y el rey entró en el monte Sión. Pero al ver la fortaleza de aquel
lugar, violó el juramento que había hecho y ordenó destruir la muralla que
lo rodeaba.

63 Luego, a toda prisa, partió y volvió a Antioquía, donde encontró a
Filipo dueño de la ciudad. Le atacó y se apoderó de la ciudad por la fuerza.